jueves, 27 de agosto de 2009

Diario de Los Sitios - Zaragoza 27 de Agosto 1808

No hubo ninguna novedad especial, se prosiguieron las baterías del paseo de Santa Engracia, y se practicaron algunas diligencias de justicia para encontrar las alhajas y dineros perdidos con motivo de la entrada y saqueo de los franceses. Esta noche se fijaron papeles viendo no se sacaban los franceses estén o no matriculados, pero siempre con el respeto a S.E., amenazándoles que se fueran, pues de lo contrario estaban expuestos a perder la vida, firmados de varios parroquianos de San Pablo y la Magdalena, lo que se verificó muy prontamente, pues habiendo salido cuatro de los que estaban en el Castillo a comprar vino fueron insultados del pueblo en términos que dos de ellos fueron muertos a pedradas en la calle Predicadores, con cuya novedad se dio orden para que no saliera ninguno de la reclusión. A las 6 de la tarde fueron arcabuceados cuatro franceses que habiendo sido cogido prisioneros resultaron ser espías y que iban sembrando discordias entre nuestras tropas. Hoy salió la Gaceta con noticias favorables de la Inglaterra y del grande interés que tomó el pueblo de Madrid a nuestro favor cuando supo de la huída de los enemigos. 
 
Copia de una carta del Lord Martín Almirante de Inglaterra desde Puerto Mahón a nuestro general. 
 
Excelentísimo señor: tengo el honor y sincero placer de comunicar a V.E. la adjunta copia de la proclama de paz con la nación española, ajustada con Su Majestad Británica y el Consejo de 4 de julio último. Es de V.E. su más obediente humilde servidor. 
Lord Martín, Gran Almirante. 
A.S.E. el presidente del reino de Aragón. 
 
MANIFIESTO DEL REY EN EL CONGRESO 
Su Majestad Británica habiendo puesto en su alta consideración las gloriosas ejecuciones de la nación española por la libertad de la tiranía y usurpación de la Francia, y las pruebas de seguridad que tiene recibidas de muchas de las provincias de España, de sus hermanadísimas disposiciones acerca de este reino. Su Majestad está satisfecho, y por ello con la determinación de su Consejo, ordena y manda. 
1º. Que todas las hostilidades contra España por parte de Su Majestad cesen inmediatamente. 
2º. Que el bloqueo de todos los puertos de España, a excepción de aquellos que puedan estar al presente bajo el cautiverio de Francia, deberán dejarse libres. 
3º. Que todos los navíos y barcos vinientes de España serán admitidos dentro de los puertos y dominios de Su Majestad como lo eran antes de las presentes hostilidades. 
4º. Que todos los mismos que estarán juntos con los de Su Majestad en el mar serán tratados del mismo modo que los de los demás estados que tienen amistad con los de Su Majestad, y no deberán tener valor otro tratado que éste, considerado por Su Majestad y estimado por llena ley por sus neutrales navíos. 
5º. Que todos los barcos y bergantines dirigidos a sujetos residentes en colonias españolas de ningún modo deberán apresarse por corsarios de Su Majestad después de esta fecha, antes serán alegremente recibidos dentro del puerto, cuidados sumamente, preservados de averías, custodiados y dispuestos como los de Su Majestad apenas sean conocidos, en cuyo caso tales navíos y bergantines harán precisamente una causa común con España, contra el poder de la Francia. 
Los Lores comisionados de Su Majestad Británica, los secretarios principales de Estado del mismo.
Los Lores del Almiraztango, y Jueces de la Corte del Vicealmiraztango han tomado las mismas providencias que aquí se expresan, por lo que a cada uno de ellos puede respectivamente pertenecerles. 
Firmado José Contrell. Es copia a la letra. Lord Martin, Gran Almirante. 
 
GACETA DE MADRID 10 DE AGOSTO 
En todo ha sido desgraciada la invencible ciudad de Zaragoza, honor y gloria de España, asombro y terror de los orgullosos franceses, porque de otras ciudades y provincias atacadas y oprimidas por aquellas tropas de bandidos hemos recibido algunos papeles impresos, cartas y noticias de sus gloriosas victorias, pero de Zaragoza han sido tan pocas que no podían llenar una página de la Gaceta. Es llegado el día en que sus continuas y señaladas victorias necesitan de un gran libro y de un Zurita para escribirlas dignamente. No era de admirar la extraordinaria falta de noticias, habiendo estado aquella ciudad rodeada por espacio de dos meses del ejército enemigo y teniendo algunas de sus tropas dentro de ella. Sabíamos sin embargo que los valerosos y esforzados aragoneses, llenos de intrepidez y bizarría derrotaban a los fieros franceses en todos los choques y encuentros que tenían, y contaban con tantas victorias como batallas, y tantas batallas como días. 
Se recibió por fin el 17 la destacada y gustosa noticia de haber evacuado los franceses aquella ciudad en los términos que expresa el parte del excelentísimo señor D. José de Palafox, que se publicó en Gaceta extraordinaria de ayer, sin embargo de que el vencedor, el héroe de la Europa, el soberbio Napoleón había tomado a su cuenta rendir la capital de Aragón, pero el joven, el intrépido e ilustre Palafox ha desengañado a aquel vano y presuntuoso emperador de que el valor, lealtad y constancia de un general aragonés son muy superiores a la osadía y astucias de un pérfido corso, y que los insurgentes y rebeldes de Aragón son héroes defensores de la patria que saben vencer, derrotar y ahuyentar a los coraceros y polacos que nos pintaban como invencibles. 
Esperamos noticias circunstanciadas de los gloriosos sucesos de Zaragoza para publicarlos y satisfacer la impaciente curiosidad del público que tan justamente se ha interesado por la suerte de aquella noble ciudad que con sus glorias ha oscurecido las de Numancia y Sagunto.
Sin embargo de ser las 10 de la noche cuando se recibió en la imprenta real la copia del parte del señor Palafox para publicarle en  Gaceta extraordinaria y en edictos, fue tan grande el júbilo de los jefes y dependientes de aquella casa que inmediatamente iluminaron su fachada, acudió el pueblo a la novedad y enterado del motivo gritaba: viva la Virgen del Pilar, viva Palafox, viva Aragón, viva Zaragoza. Vivirán eternamente en la historia. 
El excelentísimo señor D. José de Palafox y Melci, capitán general del ejército y reino de Aragón se sirvió comunicar al Consejo por medio del señor decano gobernador, la plausible noticia de la evacuación y huída de las tropas francesas de las inmediaciones de Zaragoza. Con este motivo tan digno de la consideración del Consejo y de todo el reino, ha resuelto este supremo tribunal que el día de hoy, 19, se tributen las más rendidas gracias a Dios Nuestro Señor por tan señalado beneficio con un Te Deum a que asistirá el Consejo, en la iglesia de Santa María, y se ha dado el correspondiente aviso a los demás tribunales y villa de Madrid.

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