"Siguieron los enemigos en la misma situación sin hacernos fuego en casi todo el día, pero a cosa de las 12 intentaron otra vez pasar el río por frente a San Lamberto, y aunque siete de ellos llegaron a verificarlo, fueron luego muertos por los nuestros que estaban al otro lado. Se pasaron a nuestro ejército un teniente coronel y un oficial quienes dijeron no tenían sino de 15 a 16 mil bombas y granadas, medio carro de pólvora, pero sí muchas balas de fusil y de cañón , y que la oficialidad estaba muy descontenta con el general Lefebvre, quien en el consejo de guerra que tuvieron para tratar de retirarse no quiso convenir en ello mientras no perdiese las dos terceras partes de sus tropas, a cuyos oficiales se les condujo al Castillo.
Este día salió un bando del señor Intendente en que mandaba que todo vecino si no era militar llevase las armas que tuviere a la casa de la ciudad para armar a la mucha tropa que se estaba esperando. Se formaron blindajes en las plazas y calles anchas para el resguardo de las gentes, y se colocaron cañones en algunos parajes nuevamente".
No hay comentarios:
Publicar un comentario