Los franceses este día hicieron muy poco fuego, pero nos causaron mucho daño en los campos quemando los trigos así en los campos como en las eras, prendiendo a los pobres labradores que se atrevían a salir a recoger sus cosechas, como sucedió a doce de las parroquias de San Miguel y Magdalena que, habiendo salido al término de las Fuentes, fueron acometidos y cogidos prisioneros, y a dos que les hicieron fuego los degollaron, que fueron Ambrosio y José Correas, hermanos, llevándose las caballerías a las eras del Rey donde trillaban las mieses robadas.
La escasez de pan fue grande y el alboroto de las gentes mayor y para acallarlas salió un bando de la Junta de Abastos con las providencias más ejecutivas para el más abundante acopio de granos y su venta más beneficiosa al público.
El excelentísimo señor capitán general mudó su domicilio de su casa al palacio arzobispal para estar allí con más comodidad y poder tener dentrote él todas las oficinas, pues en la suya, aunque grande, estaban esparcidas por todo el vecindario.
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