lunes, 20 de julio de 2009

Diario de Los Sitios - Zaragoza 20 de Julio 1808

Toda la mañana nos estuvieron haciendo fuego, aunque muy leve y desde el otro lado del Ebro nos incomodaron bastante, ocupando nuestros caminos y no dejando salir a los correos del reino. Esta mañana se trasladó al clérigo de Epila a la cárcel del arzobispo donde se le forma su causa, y de orden de S.E. y de la Junta Suprema se prendió al señor regente D. José Villa y Torre, vocal de la misma, dejándolo en su casa por estar enfermo con centinela vista y sin comunicación ni aun de su señora a la que también se le mandó no comunicase con nadie llevando sus criados a la cárcel; pero habiendo S.E. mandado lo visitasen dos médicos y certificado estos que bien podía trasladarse sin riesgo de su salud, fue conducido a la sala de audiencia de la Inquisición entregándolo a los señores inquisidores, cuya prisión hizo mucho eco en las gentes, tanto por ser la segunda dignidad del reino, como por haber asistido hasta las 11 de aquella misma noche en la Junta. 
Los franceses se mantuvieron todo el día en la misma situación y sin dejar salir al señor D. Francisco Palafox que debía pasar a Gelsa a recibir los Voluntarios de Aragón. Se presentaron este día algunos desertores franceses y además llegó el mariscal de campo D. Juan Butler, gobernador de la plaza militar de Cartagena con varios oficiales a servir en este ejército. 
Este día se acabó con el fuego mas vivo, pues no contentos con acometernos por las puertas del Portillo, Carmen y Santa Engracia, Quemada y molino de aceite donde nos tiraron muchos cañonazos desde las 9 de la noche a las 3 de la mañana, pareciendo noche de juicio por el alboroto de fuego, ruidos de la campana del reloj mayor y de las cajas que incesantemente tocaron generala, nos lo aumentaron más con las granadas reales que por todo este largo espacio nos estuvieron tirando cayendo la mayor parte en las cercanías del Carmen y una de ellas en la celda del procurador del colegio de la Mantería fray José Soto, de cuyas resultas murió prontamente. Pero estas desgracias fueron nada para el daño que recibieron los franceses por que fue tan grande y vigorosa nuestra defensa y el fuego de artillería tan acertado que pasaron de 500 los muertos y heridos que tuvieron, y nosotros tan solo dos heridos. Prodigios sin duda de nuestra patrona del Pilar.

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