"Prosiguieron los enemigos sus correrías al otro lado del Ebro aunque sin adelantar cosa alguna por la oposición que se les hizo, y mucho más a los que estaban en las ruinas de los Capuchinos desde nos hicieron n fuego muy vivo al que correspondimos. Y habiendo tenido noticia de que intentaban hacer una mina desde dicho convento para volar la ciudad, hubo junta de ingenieros los que determinaron abrir una zanja hasta el agua que corriese por todo su frente a cuyo fin se mandó por bando que acudiesen todos los albañiles, carpinteros, cuberos y canteros. Se habilitaron molinos interinos para harina en caso de ocuparlos otra vez. Este día entraron 200 soldados catalanes escapados de Pamplona, y se acabaron de quemar algunas torres y caseríos de los incendiados por ellos, a quienes se les tiró desde nuestras baterías algunas bombas y granadas que les causaron bastantes daños, y aunque también tiraron bastante, no nos incomodaron cosa alguna".
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