martes, 9 de junio de 2009

Diario de Los Sitios - Zaragoza 9 de Junio 1808

"Muy por la mañana vinieron dos postas de Cataluña con la noticia de haber batido los de Cervera a los franceses, haberles muerto muchísimos, y cogídoles los demás prisioneros.

LAS CORTES
Este día se celebran las Cortes en la sala consistorial del ayuntamiento en la que se colocó el retrato de nuestro católico monarca Fernando VII asistiendo a ella todos los vocales de las ciudades del reino, obispos, abades y priores, con la nobleza. A las 10 vino S.E. a caballo acompañado de sus edecanes, precedidos de los Dragones del Rey a pie, y sus oficiales a caballo, los que hicieron los honores a S.E. como a la persona real. Fue recibido de todos los vocales fuera de la sala, y la sesión duró hasta las 3 y media de la tarde; a la salida fue al Pilar acompañado de la tropa y edecanes, subió a besar la mano a Nuestra Señora y se retiró a su palacio.

ASISTENCIA A LAS CORTES CELEBRADA EL 9 DE JUNIO.
Por el brazo eclesiástico:

Señor obispo de Huesca.
Señor arcipreste de Tarazona.
Señor deán de Zaragoza.
Señor arcediano de Santa María de Zaragoza.
Señor arcipreste de Santa maría de Zaragoza.
Señor prior del Sepulcro de Calatayud.
Señores abades de Montearagón, Santa Fe, Rueda y Veruela.

Por el Estado de Nobles:
Señor conde de Sástago.
Señor marqués de Santa Coloma.
Señor marqués de Fuenteolivar.
Señor marqués de Zafra.
Señor marqués de Ariño.
Señor conde de Sobradiel.
Señor conde de Torresecas.

Ciudadanos de voto en Cortes:
Por Zaragoza, D. Vicente Lisa.
Por Tarazona, D. Bartolomé la Iglesia.
Por Jaca, D. Francisco Pequera.
Por Calatayud, D. Joaquín Arias de Ciria Beteta.
Por Borja, D. José Cuartero.
Por Teruel, D, el conde de la Florida.
Por Fraga, D. Domingo Arquer.
Por las Cinco Villas, D. Juan Pérez de Artieda.

Por el Estado de Hijosdalgos:
Por el partido de Huesca, el barón de Alcalá, D. Joaquín María Palacios.
Por el de Barbastro, D. Antonio Soldevilla, D. Francisco Romero.
Por el de Alcañiz, D. Manuel Ulzurrun de Asanza, conde de Samitier.
Por el de Albarracín, D. Juan Navarro.
Por el de Daroca, D. Tomás Castillón, D. Pedro de Oseñalde.

D. Lorenzo Calvo de Rozas. Intendente general del ejército y reino de Aragón, secretario de la Suprema Junta de las Cortes del mismo, celebradas en su capital Zaragoza a 9 de junio de 1808.

Certifico: Que reunidos en la sala consistorial de la ciudad los diputados de las de voto en Cortes, y de los cuatro brazos del reino cuyos nombres son los anteriormente nombrados, y habiéndose presentado el excelentísimo señor D. José de Palafox y Melci gobernador y capitán general del mismo y su presidente, fui llamado y se me hizo entrar en la asamblea, para que ejerciese las funciones de tal secretario, y habiéndolo verificado así, se me entrego el papel de S.E. el cual original existe en la secretaría, se leyó y dice:

Excelentísimo señor:
Consta ya a V.E. que por voto unánime de los habitantes de esta capital fui nombrado y reconocido de todas las autoridades establecidas como gobernador y capitán general del reino. Que cualesquiera excusa hubiera producido infinitos males a nuestra patria, y ha sido demasiado funesta para mi. Mi corazón agitado ya largo tiempo, combatido de penas y aflicciones lloraba la pérdida de la patrian sin columbrar aquel fuego sagrado que la vivifica. Lloraba la pérdida de nuestro adorado rey Fernando VII esclavizado por la tiranía, y conducido a Francia con engaños y perfidias.
Lloraba los ultrajes de nuestra santa religión atacada por el ateísmo, sus templos violentados sacrílegamente por los traidores el 2 de mayo, y manchados con sangre de los inocentes españoles. Lloraba la existencia precaria que amenazaba a toda la nación si admitía el yugo de un extranjero orgulloso, cuya insaciable codicia excede su perversidad, y por fin la pérdida de nuestras posesiones en América, y el desconsuelo de muchas familias, unas porque verían convertida la deuda nacional en un crédito malo, otras que se verían despojadas de sus empleos y dignidades, y reducidas a la indigencia o mendicidad; otras que gemirían en la soledad, la ausencia o exterminio de sus hijos y hermanos conducidos al norte para sacrificarse no por su honor, su religión, su rey ni por la patria, sino por un verdugo nacido para azote de la humanidad, cuyo nombre tan solo dejará a la posteridad el triste ejemplo de los horrores, engaños y perfidias que ha cometido, y de la sangre inocente que su proterva ambición ha hecho derramar..

Llegó el 24 de mayo, día de gloria para toda España, y los habitantes de Aragón siempre leales, esforzados y virtuosos rompieron los grillos que les preparaba el artificio y juraron morir o vencer. En tal estado lleno mi corazón de aquel noble calor que a todos nos alienta, renace y se enajena de pensar que puedo participar con mis conciudadanos de la gloria de salvar nuestra patria. Las ciudades de Tortosa, Lérida invitadas por mi como puntos muy esenciales, se han unido a Aragón, he nombrado a un gobernador en Lérida a petición de su ilustrísimo ayuntamiento, les he auxiliado con algunas armas, gente, y puedo esperar que aquellas ciudades se sostendrán, y no serán ocupadas por nuestros enemigos.
La ciudad de Tortosa quiere participar de nuestros triunfos; ha conferenciado conmigo y con los ingleses, les ha comunicado el manifiesto de 31 de mayo para que lo circulen por toda Europa y trata de hacer venir nuestras tropas de Mallorca y Menorca. Siguiendo mis instrucciones; ha enviado un diputado, y yo he enviado otro con órdenes secretas dirigidas al mismo fin, y entablar correspondencia con Austria.
La merindad de Tudela y ciudad de Logroño me han pedido un jefe y auxilios, quieren defenderse e impedir la entrada en Aragón a nuestros enemigos. He nombrado con toda la plenitud de poderes por mi teniente y por general del ejército destinado para ello al excelentísimo señor marqués de Lazán y Cañizar, mariscal de campo de los Reales Ejércitos, que marchó el 6 a las 12 de la noche con algunas tropas y competentes armas y municiones. No puedo dudar de su actividad, patriotismo y celo, ni lo dudará V.E.
Otros muchos pueblos de Navarra han enviado a sus representantes y la ciudad y provincia de Soria sus diputados. He dispuesto comunicaciones con Santander, establecido postas en el camino de Valencia, y pedido armas y artilleros, dirigiendo por aquella vía todos los manifiestos y órdenes publicadas, con encargo de que se circulen a la Andalucía, Mancha, Extremadura, Galicia y Asturias, invitándolos a proceder de acuerdo. He enviado al coronel barón de Warsage y al teniente coronel D. Andrés Boggiero, gobernador que ha sido en América, a organizar y mandar la vanguardia del ejército destinado hacia las fronteras de la Alcarria y Castilla la Nueva.
Para dirigir el ramo de hacienda con la rectitud, energía y acierto que exige tan digna causa, y velar sobre las rentas y fondos públicos, he nombrado por Intendente a D. Lorenzo Calvo de Rozas, cuyos conocimientos en este ramo y probidad incorruptible me son notorios, y me hacen esperar los más felices resultados.
La casualidad de haber enviado aquí a principios de mayo su familia para librarla del peligro, y el temor de permanecer en Madrid en circunstancias tan críticas lo trajo a Zaragoza el 28 del pasado; lo hice detener, y lo he precisado a admitirlo a pesar de que sus negocios y patrimonio reclamaban su vuelta a Madrid. Fiado este importante ramo a un sujeto de sus circunstancias presentaré a su tiempo a la nación el estado de rentas, su procedencia e inversión, y en ellas un testimonio público de la pureza con que se manejarán.
Resta pues el sacrificio que es más grato a nuestros corazones: que reunamos nuestras voluntades y aspiremos al fin que nos hemos propuesto. Salvemos la patria aunque sea a costa de nuestras vidas, y velemos por su conservación. Para ello propongo a V.E. los puntos siguientes:
1º. Que los diputados de Cortes queden aquí en junta permanente, o nombrar otro que se reunirá todos los días para proponerme y deliberar todo lo concerniente al bien de la patria y del rey.
2º. Que V.E. nombre entre sus ilustres individuos un secretario para extender sus resoluciones en las que debe haber una reserva inviolable extendiendo por hoy el acuerdo uno de los presentes o el Intendente.
3º. Que cada diputado se corresponda con su provincia comunicando las disposiciones ya generales ya particulares que tomaré como jefe militar y político del reino y de los que acordaremos para mayor bien de la España.
4º. Que la Junta medite y me proponga sucesivamente los medios de hacer compatible con la energía y rapidez que se requiere, la organización del ejército, el cuidado de la recolección de granos que se aproxima y no debe desatenderse.
5º. Que me proponga los medios de sostener el ejército que presentará su Intendente y del reino D. Lorenzo Calvo.
6º. Que me proponga todas las disposiciones que crea convenientes tomar para conservar la policía, el buen orden, y la fuerza militar en cada departamento del reino.
7º. Que cuide de mantener relaciones con los demás reinos y provincias de España que deben formar con nosotros una misma y sola familia.
8º. Que se cuide de circular en todo el reino, impresas o manuscritas, las órdenes mías o las que expidiere la Junta de diputados.
9º. Que acuerden si deben o no concurrir los diputados que vinieren de las provincias o merindades de fuera de Aragón, mediante que la reunión de sus luces puede ser muy interesante.
10º. Que decida desde luego la proclamación e nuestro rey Fernando VII determinando el día que haya de verificarse.
11º. Que resuelvan si deben reunirse en un solo punto las diputaciones de las demás provincias de España, conforme a lo anunciado en el manifiesto de 31 de mayo último.
12º. Que declare desde luego la urgencia del día, y que la primera atención debe ser la defensa de la patria.

Zaragoza, 9 de junio de 1808. José Palafox y Melci.

ACUERDOS
Resolvió la asamblea por aclamación que se proclamase a nuestro soberano Fernando VII, dejando al arbitrio de S.E. señalar el día de verificarse apenas las circunstancias lo permitiesen. La misma asamblea enterada de la exposición antecedente, después de manifestar a S.E. su satisfacción o gratitud por todo cuanto había ejecutado, aprobándolo unánimemente, lo reconoció por aclamación como capitán general y gobernador político y militar del reino de Aragón, y los mismo al Intendente.
El señor D. José Antonio Franquet, regidor de Tortosa, que hallándose comisionado en esta capital concurrió a la asamblea, hizo lo mismo a nombre de dicha ciudad a quien ofreció dar parte de ello.
Acto continuo se leyeron los avisos de convocatoria a todos los individuos que debían concurrir, y resultó se habían convocado a todos, y que sólo había dejado de concurrir el señor marqués de Tosos que avisó estar enfermo, y señor conde Torresecas que igualmente manifestó su imposibilidad de concurrir.
Se trató si debía queda permanente la Junta de diputados o nombrar otra presidida por S.E. con todas facultades, y después de un detenido examen se acordó unánimemente nombrar una Junta Suprema se sólo seis individuos y de S.E. como presidente con todas las facultades.
Se nombró enseguida una comisión de 12 de los señores vocales tomados de los cuatro brazos del reino, que lo fueron por lo eclesiástico el señor abad de Montearagón, el señor deán de esta santa iglesia, el señor arcipreste de Santa María. Por la nobleza, el excelentísimo señor conde de Sástago, y los señores marqueses de Fuenteolivar y Zafra. Por el de hijosdalgo, los señores barón de Alcalá, D. Joaquín María Palacios, D. Antonio Soldevilla, D. Vicente Lisa, al conde de la Florida, y D.Antonio Francisco Pequera. Por las ciudades de voto en Cortes, para que propusiesen 12 candidatos, y elegir de ellos 6 que con S.E. habían de formar la Junta Suprema, y habiéndose reunido en una pieza separada los 12 señores proponentes volvieron a entrar con la propuesta siguiente:
Al ilustrísimo señor obispo de Huesca, al señor prior del Sepulcro de Calatayud, al excelentísimo señor conde de Vástago, al señor regente de la Real Audiencia, al caballero regidor D. Valentín Solanot, al abad de Veruela, al arcipreste del Salvador D. Miguel del Puedo, al barón de Alcalá, al marqués de Fuenteolivar, al barón de Castiel, al oidor D. Pedro María Ric. Se procedió enseguida a la votación, y los propuestos tuvieron los votos siguientes:

El obispo de Huesca, 32.

El prior del sepulcro, 11.
El conde de Sástago, 27.
El teniente general D. Antonio Cornel, 33.
El Regente de la Real audiencia, 29.
D. Valentín Solanot 11.
El abad de Veruela, 2.
El arcipreste del Salvador, 12.
El barón de Alcalá, 2.
El marqués de Fuenteolivar, 17.
El barón de Castiel, 10.
D. Pedro María Ric, 18.

Resultando electos D. Antonio Cornel, el obispo de Huesca, el regente de la Audiencia, el conde de Sástago, D. Pedro María Ric y el marqués de Fuenteolivar. Y por muerte o causa legítima según costumbre los que le siguen los votos.
Se trató de nombramiento de secretario y la Junta indicó que S.E. lo eligiese y condescendiendo con dichos deseos propuso para primero a D. Vicente de Lisa y segundo al barón de Castiel que quedaron electos inmediatamente.
La Junta meditó las proposiciones y acordó tomarlas en consideración, para lo cual se reunirían el próximo martes 14 y que por el secretario se remitiesen una copia de ellas a cada individuo, con lo que concluyó la sesión, y se rubricó el acuerdo por S.E., el obispo de Huesca, y conde de Sástago que certifico y firmo en Zaragoza a 9 de junio de 1808.
Lorenzo Calvo de Rozas. Secretario.

Vº Bº. Palafox.

Nota. Todos los señores vocales manifestaron enseguida su voluntad de nombrar a S.E. por capitán general efectivo de ejército. Mas S.E. dio las gracias, y lo resistió absolutamente expresando que era brigadier de los Reales Ejércitos nombrado por Su Majestad y que no admitiría, ni deseaba, otros grados, satisfacción ni ascensos que ser útil a la patria. La Junta no insistió vista la delicadeza de S.E. y se reservó nombrarlo en la primera sesión a que no asistiese por considerarlo de justicia. Todo lo cual certifico ut supra. Calvo.

Sigue el día 9

Aquella tarde y noche se mandaron recoger a todos los franceses de la ciudad así radicados como sirvientes, y se condujeron al Castillo y a la cárcel para evitar que el pueblo los ultrajase. Salieron tres compañías hacia Navarra, y al medio día llegó un posta con la noticia de haberse introducido 1.200 franceses en Tudela por consentimientos de los que allí mandaban, y que había habido un choque muy reñido entre aquellos paisanos y nuestra tropa, en el que hubo bastantes desgracias, pero que habiendo llegado el coronel D. Antonio Torres con sus Fusileros del Reino y paisanos los habían hecho retirar hasta dentro de la ciudad, a quienes se habían unido los de las Cinco Villas esperando sólo municiones para atacarlos; cuya noticia hizo alguna novedad en los ánimos. Pero habiendo tenido noticia de que el marqués de Lazán pasaba de Mallén a darles guerra se sosegó el pueblo. De orden de S.E. estuvieron los Dominicos, Franciscos, y Capuchinos haciendo cartuchos todo el día en la Casa de Misericordia, pasando de 3.000 los que hicieron en todo él".

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