"Este día estuvieron los franceses muy quietos sin acercarse ni incomodarnos, y nosotros colocamos una batería de 9 cañones y 2 morteros en el valle de las Ontinas, encima de los olivares de la Huerva, dominando la Casablanca. Salió mucha gente a interceptar los convoyes del enemigo, habiendo logrado coger un espía con cartas en que avisaban al general Lefebvre que, caso de no poder entrar en Zaragoza, se retirase a Madrid o Pamplona.
Este día hubo Junta que duró todo él, en la que se determinaban algunos puntos interesantes, entre ellos un bando en el que se mandaba la subordinación a los oficiales y se concluyó de hacer el juramento a la tropa. Se trató en ella de empalizar las salidas de la ciudad, poniendo mas cañones y organizar todos los puntos de defensa. Cuya Junta se compuso, además de los oficiales militares, los curas de la Seo y San Felipe, el doctoral D. Joaquín Pascual, de los ministros de la Real Audiencia D. Francisco Cocón y D. Santiago Piñuela, del comerciante D. Felipe Sanclemente y por secretario el teniente coronel D. Francisco Marcó del Pont".
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