Repitieron los enemigos el fuego más vivo toda la noche y mañana con obuses y morteros, tirando continuamente bombas y granadas con cañones de a 24 que colocaron junto al convento de Jesús, dirigiéndolas contra el palacio de S.E., Real Audiencia y templo del Pilar que parecía que iba todo a caer en tierra, y a las 3 de la tarde, habiendo volado dos casas de la puerta del Sol y calle de Aljeceros entraron a bayoneta calada y tocando a degüello por las calles de las Arcadas y San Agustín, pero al salir a la puerta del Sol fueron batidos por los paisanos que en breve quedaron muertos más de 50 y muchos más heridos, y habiendo acudido más paisanos a la novedad, se ensangrentaron contra ellos con tanto furor que los hicieron huir precipitadamente y con mucha ignominia, durando la acción más de dos horas, habiéndoles sido las voladuras muy perjudiciales por haber reventado hacia dentro, y causándoles la muerte de los minadores y de muchos que estaban prevenidos para acometer. Siguieron las preces y letanías en la Santa Capilla, las que hizo uno de los capellanes de Nuestra Señora por no haber ya ningún canónigo que no estuviera enfermo, y el expuesto en la parroquia de la Seo.
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