Después de una noche de un fuego espantoso, vino el día el que siguió con gran tesón, habiendo colocado un cañón de a 24 frente al muro de la puerta de Valencia, con el cual abrieron una grande brecha, minando al mismo tiempo parte de la parroquia de San Miguel; pero nuestros ingenieros les salieron al encuentro, matándoles bastantes y haciéndoles retirar de sus proyectos, y todo el día nos estuvieron tirando muchas bombas y granadas desde las baterías del otro lado del Ebro. Se fue aumentando el número de paisanos a los que S.E. iba animando a la defensa. Siguieron las preces en ambas iglesias y estos días se careció de carne aun para los enfermos, y de orden de S.E. se mandó no se vendieran las gallinas más que a cuatro pesetas, pues las llegaron a vender a 8 reales, siendo para los enfermos, los que se aumentaron tanto y se morían tanto de la tropa como del vecindario, la que causaba el mayor desconsuelo, llegando ya hasta faltarles el alimento y asistencia aun de sus mismos interesados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario