Este día nos vimos ya muy amenazados con el fuego tan furioso como seguido de nuestros enemigos, no cesando un instante de caer bombas, granadas y balas rasas con el mayor daño de los edificios, y antes de las 8 de la mañana acometieron por todos los puntos desde la puerta Quemada a la del Portillo con tan terrible empeño que fue preciso tocar la generala, a cuyo sonido acudieron los paisanos y, aunque se hizo la defensa más vigorosa, pasaron la Huerba y se introdujeron en la huerta de Santa Engracia al mismo tiempo que los de San José se metieron en el molino de la ciudad en número de 40, que estos todos fueron muertos; pero fue tan grande el alboroto en aquellos barrios, que así los vecinos como las religiosas Mónicas y religiosos de San Agustín todos desampararon sus casas y conventos, no parando hasta la iglesia del Pilar; lo que se repitió con mayor fuerza a la una del día, volviéndose a tocar la generala, trabándose otra reñidísima acción en todas las puertas que duró hasta la noche, en cuyo día sucedió la desgracia lamentable del incendio de la Real Audiencia quemándose los dos archivos, y con ellos lo más precioso de los privilegios aragoneses, pérdida que jamás podrá ser resarcida. La noche toda fue de un fuego el más vivo, logrando apoderarse de la batería de la puerta del Carmen y de todos los cañones hasta los Trinitarios, introduciéndose en el molino del Carmen y su convento, plaza de Santa Engracia, convento de Capuchinas, y casas inmediatas, y lo mismo sucedió en el molino de aceite de la ciudad, y de allí a las casas de la calle Pabostre, no obstante la gran matanza que se hizo, pues todo lo ganaron a costa de mucha sangre; habiendo acometido cuando menos más de 3.000 hombres en cuyos puntos se volvió a tocar la generala por tercera vez, y se trabó un fuego el más furioso y vivo, pasando de 1.200 las granadas y bombas que tiraron, asistiendo toda ella S.E. de ronda por todos los puntos. El vecindario la pasó toda en la iglesia del Pilar por no hallar otro recurso en tan melancólica situación habiendo estado este día todas las iglesias cerradas, no hallándose gente por las calles, sino los precisos. Este día amaneció ahorcado el polaco que mató al provisor D. Manuel Aguilar y a la ministra de Altabás el 4 de agosto cuando entraron los franceses.
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