Siguió el bombeo con el mismo tesón haciendo los mayores estragos en varias iglesias y edificios. Hubo un reñido combate por todos los puntos, en que nuestras tropas hicieron una matanza terrible. El vecindario salió no obstante a ocupar las baterías y repararlas y construir poyos. El tiroteo duró todo el día, pero por la noche cesó, aunque no del todo, y se pudo trasladar pólvora, aunque con el mayor riesgo, desde el convento de San Agustín a la iglesia parroquial de la Seo, pasando la reserva a la capilla de San Valero.
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