Estuvo la tropa formada en sus cuarteles y los paisanos, en número de 20.000, se mandaron salir a formar a la orilla del Ebro, a donde bajó S.E. el que por espacio de dos horas estuvo revisando y animándolos a la defensa, a que se ofrecieron muy gustosos, dirigiéndoles una proclama que los llenó de gloria. Los enemigos continuaron sus trabajos con la mayor actividad. Estos días no hubo carnero ni aun para los enfermos, pasándose ya mucha necesidad en los hospitales, donde morían muchísimos por la carestía, hasta de camas y ropa, especialmente de la tropa, lo que llama la atención de S.E. y mandó que la Junta de Sanidad declarase si eran epidémicas las enfermedades que se padecían, la que contestó, no eran sino causadas de la miseria, poco aseo y falta de alimentos y camas, lo que se le notició para tomar las providencias oportunas.
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