Vino un oficial francés a parlamentar por la parte del Ebro, el que fue conducido con los ojos vendados al palacio de S.E. a quien entregó su carta, a la que fue contestada por la negativa y en los mismo términos fue acompañado hasta sus avanzadas, hacia el camino de Huesca, donde estaba su campamento, cuyas tropas habían acometido a las del coronel D. Felipe Perena que con las suyas estaba en los altos de Leciñena. Esta tarde nos hicieron algún fuego desde la batería del Arrabal al brazal del Burro, no dejando salir la gente, sucediéndole lo mismo a S.E. que iba a pie por dicho camino con una compañía de Suizos. En los demás puntos no hubo novedad, siguiendo los enfermos con tanto aumento que, para evitar el hedor de los muertos, se mandó llevarlos a enterrar de noche, y para aliviar a los vecinos tanta amargura y tristeza, pues llegó a ser el número de muertos a 100 por día.
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