Muy por la mañana se supo que los enemigos habían estado en la Puebla de Alfindén donde robaron y maltrataron muchísimo las casas. Se formó igualmente la tropa como los días anteriores; se advirtió que a cosa de las 11 de la mañana se les había volado un gran repuesto de pólvora. Por la parte del Arrabal estuvo todo muy quieto, dando lugar a que se pudieran echar a tierra todas las torres inmediatas a las baterías, y se vio también que los enemigos se habían marchado hacia el interior. Por la tarde hubo tiroteo con nuestras tropas, ellos desde las torres inmediatas al molino de Cuellar, y los nuestros desde otras, el que duró hasta el anochecer, habiendo ocurrido algunas desgracias de los que estaban en las baterías por la proximidad de los enemigos, disparándoles desde San José, Jardín Botánico, reducto del Pilar y del Castillo, por dejarse ver también en la torre de la Bernardona y sitios inmediatos, habiéndose observado que una porción de ellos se habían introducido en el Soto de Mezquita, mas no obstante el fuego tan activo del enemigo y su proximidad, pudieron los nuestros cortar varios olivares con lo que se pudo hacer mejor defensa. Se continuó trabajando en las baterías con el mayor tesón. En este día se pasó un muchacho de 11 años el que fue presentado a S.E., y examinado dijo era alemán, declarando además dónde se hallarían cinco cañones y un obús junto al Ebro, que los franceses habían enronado en la tarde del ataque del Arrabal, lo que habiendo salido cierto, lo premió S.E. señalándole un duro diario y el escudo de patricio honrado. Se pasó también un polaco, trayéndose 10 prisioneros nuestros, al que S.E. dio una buena gratificación. Salió este día un bando de la Ciudad concediendo licencia a todo vecino pudiera matar carne en atención a la poca que tenía el abasto público.
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