Se tuvo noticia por varios sujetos venidos de Epila que los franceses habían replegado toda su tropa en Alagón con ánimo de venir a Zaragoza, con cuyo aviso se dio orden que saliese tropa a observar los movimientos, como así se verificó, y sabiendo de positivo iban a ocupar los pueblos más inmediatos, redoblando las guardias y avanzadas nuestras, mandó que toda la tropa estuviese sobre las armas para la menor novedad atrincherarse en las baterías y fuertes; pero no se acercaron ni con mucho a nuestras inmediaciones. Por la tarde se presentó a S.E.N de N. vecino de esta ciudad y comerciante de chocolate 96 franceses, una francesa y un cirujano, a los que con 30 hombres del vecindario de esta ciudad había hecho prisioneros en Calatayud, en cuya digna recompensa le confirió inmediatamente el empleo de teniente, poniéndole S.E. la charretera por su mano, y haciéndolo comer en su mesa por tan digna acción. Aquella misma tarde recibió S.E. aviso de Zuera haber pedido los franceses cinco mil raciones para su ejército de Tauste y Castejón de Valdejasa, y se dio orden de enviar allá un competente número de tropas, teniendo esta noche el mayor cuidado las avanzadas.
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