Escarmentados los enemigos con el golpe que se les dio por la Casablanca, Torrero y San Lamberto, se retiraron hasta Alagón, pasando algunos de ellos por la barca de Torres al Castellar, y de allí a Zuera, con cuya noticia se mandó salir hacia aquella parte bastante tropa de infantería y caballería, y poner en defensa toda la parte que mira al camino de los Molinos y Cogullada, haciendo derruir varias torres, tapias y todos los árboles inmediatos a la ciudad. Este día se recibió otra remesa de fusiles ingleses enviados por el general Doyle desde Tarragona, los que inmediatamente se repartieron a la tropa desarmada.
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