Se tiraron muchas bombas desde nuestras baterías con tan feliz éxito, que habiendo caído una en la fonda de Torrero mató un coronel y siete oficiales, haciendo salir de ella al general Moncey, retirándose a la iglesia donde, habiendo caído otra, le obligó a mudar su cuartel general a la Cartuja de la Concepción. Se pasaron algunos soldados los que aseguraban la mucha falta de víveres y municiones. Las baterías se adelantaron mucho este día por la mucha gente acudió a ellas; asimismo se hicieron fosos y trincheras dentro de la ciudad junto a las puertas, cerrando algunas calles y poniendo parapetos como la vez primera. Se dio orden de que no se amasen en los hornos otro pan que de munición para todo el vecindario, lo que así se ejecutó, dando dos libras de pan por seis cuartos. Las tropas estuvieron todo el día sobre las armas, y se prosiguió igualmente en el corte de olivos y derribo de casas inmediatas a las Tañerías y Arrabal a fin de evitar muchas desgracias.
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