Ayer me salió un post algo largo y farragoso, asi que para compensar uno cortito.
De Lunes a Viernes si no estoy de viaje, voy a comer junto a otros compañeros al restaurante del polígono industrial donde se ubica la empresa de mis jefes. Es un restaurante normal, de curritos, camareros amables y trato familiar. La comida sin alardes, menú con cuatro primeros y cuatro segundos platos, postre, agua y vino de la casa, a 8,40€ si te sirves tú del autoservicio y a 8,90 si te lo sirven a la mesa, -la comida es la misma-, café aparte.
Pues nada, en esas estábamos, comiendo y charlando cómo todos los días cuando de pronto... sorpresa, comienzan a desfilar humanos engalanados con trajes de los "domingos" y van ocupando una de las mesas largas del fondo, las conversaciones decaen hasta el cuchicheo.
>Mira esa que refajada vá.
>Jodo y el pollo ese..
>¿Cúal, el de la carretera?.
>No, el de los zapatos de puntera...
Los curritos alucinábamos, procurando no perder detalle entre bocado de ensalada y magras. En esto que la vasca endomingada se levanta y volviéndose hacia la entrada espetan un VIVA LOS NOVIOOOSS, que por que me ha pillado con la boca llena..., alguno se ha añadido al vítor, -ya se sabe la inercia de los convencionalismos-.
En plan espectador de partido de tenis, -el grueso de los curritos nos encontrábamos entre los trajeados y la entrada-, volvemos la mirada y asistimos sobrecogidos al desfile de una pareja de recién casados, -supongo-, con su corbata de lazo el novio, su traje de novia ella, su esmoquin él, su ramito ella... -¿Qué hago me levanto y aplaudo?-, observo el entorno, unos sonríen otros observan con todo abierto, -ojos, boca, orejas...-, la mayoría, sigue rumiando y yo para estas cosas soy de mayorías. Era digno de ver el espectáculo de caras.
No hay fotos, si lo hubiera sabido hubiera llevado el móvil, pero me he impuesto la obligación de comer incomunicado.
En fin tras la sorpresa inicial todo vuelve a ser rutina, ellos a lo suyo yo a lo mio. Pero se agradecen estos desgarros.
De Lunes a Viernes si no estoy de viaje, voy a comer junto a otros compañeros al restaurante del polígono industrial donde se ubica la empresa de mis jefes. Es un restaurante normal, de curritos, camareros amables y trato familiar. La comida sin alardes, menú con cuatro primeros y cuatro segundos platos, postre, agua y vino de la casa, a 8,40€ si te sirves tú del autoservicio y a 8,90 si te lo sirven a la mesa, -la comida es la misma-, café aparte.
Pues nada, en esas estábamos, comiendo y charlando cómo todos los días cuando de pronto... sorpresa, comienzan a desfilar humanos engalanados con trajes de los "domingos" y van ocupando una de las mesas largas del fondo, las conversaciones decaen hasta el cuchicheo.
>Mira esa que refajada vá.
>Jodo y el pollo ese..
>¿Cúal, el de la carretera?.
>No, el de los zapatos de puntera...
Los curritos alucinábamos, procurando no perder detalle entre bocado de ensalada y magras. En esto que la vasca endomingada se levanta y volviéndose hacia la entrada espetan un VIVA LOS NOVIOOOSS, que por que me ha pillado con la boca llena..., alguno se ha añadido al vítor, -ya se sabe la inercia de los convencionalismos-.
En plan espectador de partido de tenis, -el grueso de los curritos nos encontrábamos entre los trajeados y la entrada-, volvemos la mirada y asistimos sobrecogidos al desfile de una pareja de recién casados, -supongo-, con su corbata de lazo el novio, su traje de novia ella, su esmoquin él, su ramito ella... -¿Qué hago me levanto y aplaudo?-, observo el entorno, unos sonríen otros observan con todo abierto, -ojos, boca, orejas...-, la mayoría, sigue rumiando y yo para estas cosas soy de mayorías. Era digno de ver el espectáculo de caras.
No hay fotos, si lo hubiera sabido hubiera llevado el móvil, pero me he impuesto la obligación de comer incomunicado.
En fin tras la sorpresa inicial todo vuelve a ser rutina, ellos a lo suyo yo a lo mio. Pero se agradecen estos desgarros.
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