Si algo me inculcaron mis padres, fue EDUCACIÓN, así con mayúsculas, no confundir con cultura pues está ampliamente demostrado que -aunque debiera-, lo uno no conlleva lo otro.
De la parte cultural, me voy ocupando personalmente, consiguiendo resultados mediocres en temas matemáticos y científicos, notable alto en temas tecnológicos y sin comentarios en el área de letras.
Por EDUCACIÓN, me refiero al trato y relación con el resto de los humanos que para bien o para mal voy encontrando en mi camino. Expresiones como: Hola, buenos días, gracias, pase usted primero, por favor, entre otras, así como llamar de usted a desconocidos que me superan la edad o conocidos que merecen mi respeto, son de uso habitual en mi relación verbal.
Otra forma de educación se centra en la relación corporal: Procuro mantener las distancias con el resto del mundo respetando tu espacio vital ,-que tal vez otros no necesiten, Yo sí-, este espacio etéreo lo determino imaginando una "burbuja" alrededor de cada persona con una separación aproximada de 10cm.-por lo tanto, cuando tu burbuja y la mía se rocen, entre Tú y Yo se abrirá un abismo de 20cm.-. Mantengo a raya mis efluvios corporales mediante higiene y autocontrol y en condiciones de masificación respeto turnos, trato de no alzar la voz y cuando todo falla... recurro al sentido común. Y por supuesto, si, si, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiii... también pierdo los nervios, -es que a veces os comería los hígados-.
Todo esto viene a cuento de que vengo observando desde hace ya bastante tiempo, el deterioro de estos usos. Nos estamos aborregando, cuando nos juntamos más de dos, comenzamos a reaccionar como un rebaño, -ya no te digo nada si coinciden en el tiempo y en el espacio varios rebaños de 40 ó 50 humanos-.
Si quieres ver algo terrorífico, ve a un área de servicio de autopista, espera la llegada de un autocar de... lo que sea -iba a decir jubilados, pero de verdad, ya hay quien les supera-, mientras aparca, observa la cara de los empleados del área de servicio, la carrera campo a través desde el autocar a la cafetería -y los baños-, y el apocalipsis de gente apelmazada en la barra exigiendo que no pidiendo, requiriendo a gritos que les atiendan -eh oiga que yo estaba primero, me atiendes o que..., que llevo aquí dos horas galán, yo...mi...me...- y diez minutos mas tarde, la calma, se han saciado, ni una sonrisa ni un gracias, al empleado que a vuelto a hacer magia en forma de atención al cliente. La parada es de media hora. ¿Qué hacen el resto del tiempo?. -Para otro post-.
No permitas que te acorralen, habla lentamente, modula el volumen de voz y mírales fijamente a los ojos, -verás el borrego que hay en su interior-. Su primera reacción es de enfrentamiento, -por el miedo-, no entres en el juego, mantén la calma. Sé amable, la siguiente reacción es de asombro, no sabrán cómo reaccionar pues son borregos y te abrirán paso cómo al pastor que ven en ti. Si hay suerte tal vez alguno te siga -metafóricamente hablando- y se le pegue algo.
Sonríe a quién es amable contigo y agradécele su atención, aunque esté cumpliendo con su obligación. En fin sé EDUCADO.
De la parte cultural, me voy ocupando personalmente, consiguiendo resultados mediocres en temas matemáticos y científicos, notable alto en temas tecnológicos y sin comentarios en el área de letras.
Por EDUCACIÓN, me refiero al trato y relación con el resto de los humanos que para bien o para mal voy encontrando en mi camino. Expresiones como: Hola, buenos días, gracias, pase usted primero, por favor, entre otras, así como llamar de usted a desconocidos que me superan la edad o conocidos que merecen mi respeto, son de uso habitual en mi relación verbal.
Otra forma de educación se centra en la relación corporal: Procuro mantener las distancias con el resto del mundo respetando tu espacio vital ,-que tal vez otros no necesiten, Yo sí-, este espacio etéreo lo determino imaginando una "burbuja" alrededor de cada persona con una separación aproximada de 10cm.-por lo tanto, cuando tu burbuja y la mía se rocen, entre Tú y Yo se abrirá un abismo de 20cm.-. Mantengo a raya mis efluvios corporales mediante higiene y autocontrol y en condiciones de masificación respeto turnos, trato de no alzar la voz y cuando todo falla... recurro al sentido común. Y por supuesto, si, si, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiii... también pierdo los nervios, -es que a veces os comería los hígados-.
Todo esto viene a cuento de que vengo observando desde hace ya bastante tiempo, el deterioro de estos usos. Nos estamos aborregando, cuando nos juntamos más de dos, comenzamos a reaccionar como un rebaño, -ya no te digo nada si coinciden en el tiempo y en el espacio varios rebaños de 40 ó 50 humanos-.
Si quieres ver algo terrorífico, ve a un área de servicio de autopista, espera la llegada de un autocar de... lo que sea -iba a decir jubilados, pero de verdad, ya hay quien les supera-, mientras aparca, observa la cara de los empleados del área de servicio, la carrera campo a través desde el autocar a la cafetería -y los baños-, y el apocalipsis de gente apelmazada en la barra exigiendo que no pidiendo, requiriendo a gritos que les atiendan -eh oiga que yo estaba primero, me atiendes o que..., que llevo aquí dos horas galán, yo...mi...me...- y diez minutos mas tarde, la calma, se han saciado, ni una sonrisa ni un gracias, al empleado que a vuelto a hacer magia en forma de atención al cliente. La parada es de media hora. ¿Qué hacen el resto del tiempo?. -Para otro post-.
No permitas que te acorralen, habla lentamente, modula el volumen de voz y mírales fijamente a los ojos, -verás el borrego que hay en su interior-. Su primera reacción es de enfrentamiento, -por el miedo-, no entres en el juego, mantén la calma. Sé amable, la siguiente reacción es de asombro, no sabrán cómo reaccionar pues son borregos y te abrirán paso cómo al pastor que ven en ti. Si hay suerte tal vez alguno te siga -metafóricamente hablando- y se le pegue algo.
Sonríe a quién es amable contigo y agradécele su atención, aunque esté cumpliendo con su obligación. En fin sé EDUCADO.
1 comentario:
Estoy contigo en que la relajación de las costumbres es un hecho creciente a la par que molesto.
Quizá sea por el nerviosismo de la vida moderna o el individualismo agresivo que nos empuja a una enconada competencia con el prójimo en busca de conseguir el mayor beneficio.
En cualquier caso be polite my friend.
Publicar un comentario